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No queremos un periodismo que reduzca la vida a porcentajes vacíos y datos que no den contextos.
No queremos que la complejidad de las personas se pierda en gráficos que no explican nada.
Queremos un periodismo que use los datos como herramienta para visibilizar realidades, y que no permita que los datos nos usen a nosotros para replicar narrativas hegemónicas.
Sabemos que los datos no son neutrales. Desde que son recogidos hasta la forma en la que son analizados, estos reflejan relaciones de poder. No basta con repetir cifras: hay que cuestionarlas, interpretarlas y explicarlas a la gente con claridad.
Nuestro compromiso es construir un periodismo que no se limite a mostrar solo el dato, sino que le dé sentido y sirva para transformar.
Creemos que la información es un derecho, no un privilegio. Por eso queremos un periodismo libre y accesible: comprensible para cualquier persona, sin barreras técnicas ni discursos excluyentes.
Buscamos ser transparentes y liberar nuestros datos y métodos para quien quiera acceder a ellos, y de esa forma participar en la generación de conocimiento colectivo.
Nuestro periodismo apuesta por lo ético y lo comunitario.
También lo queremos basado en información verificada y tratada con rigor. Solo así podremos generar confianza y evitar la manipulación.
No creemos en la neutralidad pasiva: creemos en la responsabilidad activa frente a nuestras audiencias. Sabemos que los datos pueden ser usados para controlar o excluir, pero también para empoderar y unir. Por eso elegimos el segundo camino.
No aceptamos un periodismo subordinado a gobiernos, empresas o intereses privados. Nuestro compromiso es con la sociedad, no con el poder. Queremos ser periodistas críticos y autónomos, capaces de señalar lo que otros prefieren callar. El periodismo de datos no puede ser cómplice de la opacidad: debe ser un espacio de vigilancia y de denuncia.
La presentación también importa. Queremos un periodismo creativo, que use gráficos, visualizaciones y narrativas que acerquen la información a todas las personas. No buscamos adornar, sino hacer que los datos se entiendan y puedan usarse. Si un dato no se comprende, no cumple su función.
Este periodismo se construye en comunidad. Reconocemos que no tenemos todas las respuestas: por eso trabajamos con activistas, académicos, colectivos y las personas que experimentan esa realidad que intentamos contar. Un periodismo de datos crítico no habla por encima, sino en diálogo con quienes viven las problemáticas.
En contextos de defensa de los derechos humanos, el periodismo de datos es una herramienta de resistencia. Sirve para documentar lo que se quiere ocultar, para recordar lo que se intenta borrar, para evidenciar lo que algunos prefieren negar. No es solo información: es memoria, prueba y denuncia. Sirviéndose de eso, también sabemos que el futuro del periodismo de datos no está en las redacciones cerradas ni en la competencia por primicias vacías. Está en la colaboración, en la apertura, en la construcción de redes que compartan y multipliquen conocimiento. Queremos un periodismo que no sea de unos pocos, sino de todas y todos.
El periodismo de datos que defendemos traduce problemas complejos en realidades entendibles y combativas, que cuestionan a los poderes tecnofeudales, al capitalismo agresivo y al capitalismo de vigilancia de Silicon Valley.
Porque al final, los datos no son un fin en sí mismos. Son un punto de partida para defender derechos humanos, para mapear luchas por el agua y el territorio, para narrar migraciones y violencias que de otro modo serían invisibles. Un periodismo que sea herramienta de resistencia, de memoria y de dignidad colectiva. Nuestro periodismo no se puede quedar ahí; debe aportar a la construcción de soluciones.
Creemos que el periodismo de datos debe incomodar, movilizar y abrir conversaciones. No nos conformamos con describir la realidad: queremos contribuir a transformarla. Porque cada dato puede ser más que un número; puede ser una historia, una memoria o una herramienta para exigir justicia.
Pero también sabemos que nuestro trabajo no termina con publicar. El periodismo de datos debe generar diálogo, fortalecer la participación ciudadana y abrir espacios de exigencia. No basta con que la información exista: tiene que llegar a quienes la necesitan, a quienes luchan por sus derechos, a quienes enfrentan la desigualdad todos los días.
Atentamente:
Alejandra Partida, Camila Álvarez, Daniela Luna, Montserrat Aburto, Nubia Villaseñor, Grecia Zamarripa, Sofía Arana, Valeria Álvarez, Tania González y Paola Del Río.